Se puede aspirar gozar una Buena Muerte. Sí, claro está, dependerá de las expectativas, de las exigencias y creencias de la sociedad en la que se esté inserto. Por ejemplo, En las tradiciones guerreras, por citar alguna, en la Grecia Antigua, la buena muerte era la que se conseguía en la Guerra, inmolándose en la batalla. Más adelante en el Medioevo, morir bien, era sinónimo de morir con una preparación espiritual tal que, si se moría de forma repentina, se consideraba maldito. En la actualidad, y sobre todo en nuestra cultura occidental, morir bien, se traduce en morir dejando cubiertas necesidades de tipo económico a los deudos, sin preocupaciones de tipo monetario.
La idea del Bien Morir, está presente desde la Mitología Griega. Nos referimos a los hermanos gemelos Hipnos y Tánatos, el primero el sueño, el segundo la muerte que sobreviene como el sueño; podría afirmarse una muerte plácida, que como el sueño nos lleve hacia el encuentro ineludible con la muerte, pero sin sufrimiento, ni penas!
Se exhorta Morir Bien, implica lejos de toda creencia o influencia religiosa, un compromiso personal de asumirse finitos, saberse limitados, pero en medio de los límites de la condición humana que se dirige cada día hacia la muerte, elaborando, desarrollando, un proyecto de vida. Además de ello, se hace necesario un adecuado manejo del dolor, abrirse a la posibilidad de prepararse para la muerte. Se puede afirmar que la vida, en su acontecer es un proceso hacia la muerte, es decir, es saberse volcado hacia la posibilidad más posible de todas las posibilidades, la última posibilidad: La Muerte.
Nuestra sociedad actual, consumista, en la que se pregona el hedonismo, el vivir con derroche, lujos, placeres, viviendo el aquí y el ahora, nos aleja, oculta, disfraza, el reflexionar sobre el aspecto más misterioso que posee la existencia del hombre: el asumir mi propia muerte; imprimiéndole a ésta una carga emotiva que genera frustración y angustia. No existe, o poco existe una cultura que capacite, prepare, para asumir dentro de la existencia, ese momento más personal, íntimo, como lo es el encuentro con La Muerte. Lo que hace necesario que se aborde este problema de la existencia humana desde distintos tópicos, de forma holística y multidisciplinaria, de tal forma que se oriente al hombre para que prepare para el momento crucial de la vida: apoyo asistencial, educativo, filosófico, pedagógico, psicológico, religioso, social, todos necesarios para tan tamaño problema.
En la medida en que se da la preparación personal se podrá asumir La Muerte de forma plena, aceptando una Buena Muerte, nos apoyamos en Rodríguez, P. (2003), en su obra “Morir es Nada”:
“Cuando se adquiere conciencia de la propia muerte como algo más o menos inminente, y se acepta como un hecho natural, cambia la forma de relacionarse con la pareja, parientes y amigos, pudiendo entrar en un nivel de intimidad, sinceridad y cercanía emocional que quizá jamás se pudo abordar antes y que ahora será fundamental para vivir la última etapa del camino con la máxima riqueza y bienestar posible”
Buena Muerte, traduce, tener presente el fin de la existencia. Es actualizar el misterio de la vida misma; no sabemos cuándo, ni cómo, ni dónde moriremos, pero ineludiblemente lo haremos. La muerte de otros nos afecta, la nuestra afectará a otros. Pero se alivianan las penas si existe una preparación previa al duelo. Sólo haciéndonos conscientes del significado de la muerte podemos desprendernos de todo temor, de toda angustia, generada por la máxima incógnita de la existencia del hombre: La Muerte.
Tarea titánica: saber de forma clara, que la muerte está presente en toda la vida humana, animal y vegetal, pero en supremacía en el ser humano, ya que éste, es el único que se pregunta por ella, intenta dar respuestas, se angustia, pero sin embargo, aún cuando pueda erigirse como el gran misterio de la existencia del hombre, éste no deja de buscar dar sentido de la vida misma. Frente a la realidad que le interpela, le consume, se afirma, se pronuncia como “ser para la muerte”.
Tres pasos esenciales, desde mi perspectiva, a saber:
1.- Conocer La Muerte
La Muerte está presente en toda la vida humana, animal y vegetal, pero en supremacía en el ser humano, ya que éste, es el único que se pregunta por ella, intenta dar respuestas, se angustia, pero sin embargo, aún cuando pueda erigirse como el gran misterio de la existencia del hombre, intentando buscar el sentido de la vida misma frente a la realidad que le interpela, le consume y lo lleva a afirmar saberse “ser para la muerte”.
Por otra parte, existen relaciones vida y muerte, para hacer sustentable la vida misma, somos parte de un ecosistema, de un bios, lo que denota una relación compleja interdependiente, es decir, el estudiante debe tener conciencia de su ser personal, en constante relación con otros yo, pero necesariamente en un espacio, de allí que se deba conservar, preservar dicho espacio, dicho ecosistema, conservando nuestro planeta, conservamos nuestra vida y la de futuras generaciones.
1. 1.- Atentados en contra de la vida
Suministrar de forma detallada toda la serie de atentados que van en contra de la promoción de la vida (animal, humana y vegetal), genocidios, manipulación genética, etnocidios, aborto, eutanasia, suicidio, en relaciones con ambiente, crecimiento demográfico, alimentación, fuentes de empleo, utilización y acceso a tecnología, bienes y servicios, vivienda, etc., motivado a que vivimos en un mundo cambiante, en el que rasgos culturales, sociales, políticos, económicos, ideológico, de algún u otra forma influyen sobre la concepción cerca de la Muerte que se posea.
2.- Adquirir algunos conceptos básicos.
Se debe integrar conceptos, como por ejemplo, muerte, vida, eutanasia, aborto, el duelo, enfermedades crónicas y/o terminales, aplicación de cuidados paliativos, manipulación genética, células madre, suicidio, tipos de muerte, tanatología, necrología, tanatología clínica, tanatología forense, tánatopraxia, aspectos éticos de la muerte, sentido teológico de la muerte, etc.; conociendo esto, podrá fundar actitudes que le permitan observar, comparar, y juzgar hechos de muerte, de cualquier tipo, generando consecuentemente mayor conciencia sobre el hecho de la muerte.
3.- Adquirir actitudes y aptitudes
Suministrando conocimientos sobre La Muerte, para valorar la Vida, se generará actitudes de comprensión, promoción, protección mantenimiento, respeto y sostenimiento de la vida: finalidad básica de La Filosofía de la Educación de la Muerte o Pedagogía La Muerte.
3. 1.- Observar la realidad de La Muerte
No de forma mórbida, sino de manera consciente, para valorar la vida misma, proyectándola a pesar de sabernos -seres para la muerte-, adquiriendo aptitudes críticas, asumiendo y viviendo el duelo, en cada una de sus etapas, sabiendo, siendo educado para la muerte, porque en definitiva eso somos: seres para la muerte.
3. 2.- Observar de forma crítica hechos de muerte
Se trata de generar, ante todo la admiración de forma ingenua sobre este hecho ineludible, teniéndola como un fenómeno de la existencia humana, hacia la cual ineludiblemente tendemos. Sabiendo diferenciar los distintos tipos o causas que pueden originar su advenimiento de forma súbita, así como mostrar que naturalmente, biológicamente estamos diseñados para la muerte, una vez nacemos. “Apenas un hombre viene a la vida ya es lo bastante viejo para morir” (Heidegger, M., 1927, pág. 242).
Incentivar la observación crítica para generar ulterior postura reflexiva, en busca de la interpretación correspondiente al fenómeno al cual nos enfrentamos de forma presencial, es decir, nadie es capaz de dar, de compartir su propia experiencia de muerte, sino que somos testigos de la muerte de terceros, quienes no nos dan respuestas a las interrogantes que surgen frente a esta realidad.
Estas aptitudes de observación, reflexión e interpretación ayudarán a superar el temor que la muerte inflige en nuestras mentes, sabiendo asumirla como venidera y preparando para la propia muerte, proyectando la vida misma sobre la consciencia de la finitud.
3. 3.- Respetar y proteger
Teniendo en cuenta, estas máximas del comportamiento, se logrará incentivar actitudes en pro de la valoración de la vida misma, sabiendo tendientes hacia la muerte, generando además aptitudes en pro de la conservación, promoción de la vida, tanto de humanos, animales, vegetales y medio ambiente que nos rodea. Sólo una especie es capaz de transformar para siempre la faz d la tierra: la humana, luego su accionar debe ser ético, responsable, concienciado.
Aptitudes para construir no para destruir.
3. 4.- Tánato ética
La actitud de responsabilidad y corresponsabilidad frente al hecho de muerte es fundamental. Es este aparte, se hace necesario aclarar que hay responsabilidad tanto de quien ejerce la medicina, enfermería, demás autoridades involucradas en un hecho de muerte, heridos, próximos a la muerte por padecimiento de enfermedades crónicas y/o terminales, cuidadores, familiares y allegados. Existe un grado de sensibilización, respecto a la vida misma, también lo hay en relación a la muerte. La Filosofía de la Educación, influye en toda actividad humana, aborda toda serie de situaciones de la vida así como sucede con la muerte.
Deben generarse aptitudes en pro del mantenimiento del equilibrio, a pesar de avances biológicos, cibernéticos, históricos, socioeconómicos, tecnológicos y culturales. Somos corresponsables de mantener la vida, a pesar de que tendemos hacia la muerte, es decir, se debe enseñar a asumir la fragilidad y el límite humano.
Tal como lo expresó, el escritor austriaco, Stefan Zweig, en el siglo 20, “No basta con pensar en la muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre”.